martes, 22 de marzo de 2011

Whitechapel


¿Qué es lo primero que uno asocia cuando escucha esta palabra? Jack el Destripador, por supuesto. La semana pasada por curiosidad vi esta miniserie, para juzgar su valor y concluí que si bien abunda en el tema del famoso asesino en serie, sus personajes centrales vuelven a la historia más interesante.

El personaje principal de esta pieza es el DCI Chandler, un chico “posh” que busca resolver un asesinato rápido para seguir subiendo puestos en la policía. Pero las dificultades que enfrenta este lindo niño con OCD son: un equipo de policías rudos y poco colaboradores, un sargento experimentado y cínico, un “Ripperologo” en busca de fama y finalmente el asesino en serie más famoso de los tiempos. Con la grotesca recreación de los asesinatos y otros contratiempos Chandler logra descubrir al asesino, pero no lo arresta por proteger al sargento Miles.

En la segunda temporada, en cambio, enfrentan a los asesinatos de los famosos hermanos mafiosos Kray , también históricos, recreados por los hermanos gemelos herederos presuntos de los asesinos. Si bien era fácil predecir que al final Chandler iba a encajar con su equipo y el sargento Miles lo apreciaría, el desafío fue tratar de cerrar la historia coherentemente en menos de 2 horas.

Además que las 2 temporadas tuvieron una estética que mezcló el Londres Victoriano o el estilo de los Swingin’ Sixties con la actualidad, así como los ocasionales desfogues cómicos fueron muy buenos. Pero si tendría que escoger entre las dos temporadas, elegiría la primera por su tema, si bien el clima de paranoia de la segunda la volvió más desesperante. Con un titulo como ese, los temas de la serie son limitados, lo que me parece un desperdicio lamentable de los buenos personajes de la misma.

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