Hace unos pocos días terminé de leer “Wolf Hall” de Hillary Mantel que se centra en el personaje histórico de Thomas Cromwell. Como es el estilo de esta autora, hace una versión revisionista de la historia, convirtiendo a Cromwell en el personaje bueno de la trama, si bien este personaje lleva consigo una mala reputación que data de hace más de 500 años.
Se lo consideró como un funcionario público maquinador y ambicioso que alcanzó el poder en base a manipulaciones inescrupulosas y que pisoteó a muchas gente en su camino al poder. Además esta fama está alimentada por el hecho de ser el artífice principal del martirio de Santo Tomás Moro.
Pero a pesar de todo esto, es interesante ver que hay varias versiones de personas que afirman que no es merecedor de la mala fama que tiene. Primero Winston Churchill en su obra cumbre le reconoce el mérito como organizador clave del Servicio Civil/Burocracia inglesa, como base del gobierno moderno. En la novela “Londres” de E. Rutherford se le ve como alguien que desea evitar el castigo innecesario de inocentes, pero la novela Wolf Hall lo retrata como alguien leal y con sentido común en medio de un mundo de personajes caprichosos y vacíos, hasta el mismo Tomás Moro.
Es difícil remplazar con estas ideas el recuerdo de Cromwell, luego de sufrir por Moro en “A Man for all Seasons”, pero olvidamos fácilmente que Moro eligió el sufrimiento por voluntad propia. La eterna batalla entre Moro y Cromwell estará siempre presente en la política ya que encarnan la lucha entre el idealismo y el sentido común. Pero siempre es saludable apartarse de la historia “oficial” y recordar que “los villanos son los héroes de su propia historia”
Se lo consideró como un funcionario público maquinador y ambicioso que alcanzó el poder en base a manipulaciones inescrupulosas y que pisoteó a muchas gente en su camino al poder. Además esta fama está alimentada por el hecho de ser el artífice principal del martirio de Santo Tomás Moro.
Pero a pesar de todo esto, es interesante ver que hay varias versiones de personas que afirman que no es merecedor de la mala fama que tiene. Primero Winston Churchill en su obra cumbre le reconoce el mérito como organizador clave del Servicio Civil/Burocracia inglesa, como base del gobierno moderno. En la novela “Londres” de E. Rutherford se le ve como alguien que desea evitar el castigo innecesario de inocentes, pero la novela Wolf Hall lo retrata como alguien leal y con sentido común en medio de un mundo de personajes caprichosos y vacíos, hasta el mismo Tomás Moro.
Es difícil remplazar con estas ideas el recuerdo de Cromwell, luego de sufrir por Moro en “A Man for all Seasons”, pero olvidamos fácilmente que Moro eligió el sufrimiento por voluntad propia. La eterna batalla entre Moro y Cromwell estará siempre presente en la política ya que encarnan la lucha entre el idealismo y el sentido común. Pero siempre es saludable apartarse de la historia “oficial” y recordar que “los villanos son los héroes de su propia historia”
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