Durante mi estudio personal, he podido darme cuenta del fenómeno que denomino “antagonismo histórico”, que consiste en la observación que en la mayoría de los grandes sucesos históricos, se puede encontrar dos o más voluntades enfrentadas y cuyas acciones determinan el resultado de los acontecimientos, no solo en enfrentamientos bélicos.
Siempre que existan dos personas que, por causas del destino o por decisión propia, se encuentran en un papel prominente, están destinadas a enfrentarse hasta que uno de ellos logre opacar a su rival. Hay que reconocer que existen factores económicos, políticos y sociales que determinan el curso de la historia, pero el elemento psicológico de los protagonistas también tiene un gran peso en los resultados.
Pueden haber rivalidades donde los contrincantes sean completos desconocidos, o puede que hayan vivido juntos toda su vida. También puede ser que un personaje histórico tenga diversos antagonistas durante su carrera, o rivales que nacieron con el solo propósito de enfrentarse.
Muchas veces la historia se pone del lado del vencedor, pero existen las excepciones donde las características y el atractivo de uno de los contrincantes consiguen convertir una derrota en la única alternativa digna para esa situación. Lo que vale reconocer es que los personajes históricos también se dejan llevar por sus pasiones humanas y usan el antagonismo como combustible de sus motivaciones.
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