Acabo de terminar este libro y debo decir que me siento más aliviada que con los anteriores, si bien continuo decepcionada por la rápida resolución que le da el autor a la trama, si bien este puede ser un prejuicio en base a las batallas finales de mínimo 50 hojas de J. K. Rowling.
Este libro continúa en el universo paralelo de los libros de Dexter, los cuales son completamente diferentes a la realidad de la serie, evitando que sean complementarios los unos a los otros. El libro inicia con los preparativos del “Dark Passenger” para asesinar a un “niño rico”, lo cual es ejecutado, pero al día siguiente Dexter es arrastrado contra su voluntad a una escena del crimen que hace que su “Pasajero Oscuro” desaparezca de su mente.
Durante el resto del libro el protagonista se dedica a lamentarse por la pérdida de su compañero de juegos oscuro o su instinto primitivo, mientras se deja arrastrar por la normalidad de la vida diaria y las personas que lo rodean. Lo creepy de este libro son la justificación de las sospechas de Dexter sobre la oscuridad de sus futuros hijastros y las lecciones que comienza a darles sobre el Código de Harry.
También el libro explora otra perspectiva diferente al monologo acostumbrado, con una figura conocida como El Observador, quien persigue a Dex obsesivamente (Algo así como Doakes en el libro anterior, pero menos descarado) y generalmente le pone el final TAN-TAN-TAN a cada capítulo. Finalmente resulta que una secta que ofrece culto a Moloch (El Dios-Villano de moda) descubrió a Dexter por la desaparición del “niño rico” y hasta ellos lo consideran una “abominación” que debe desaparecer. Se aprovecharon de la conexión que existía entre ellos y Dexter mediante unos tambores hipnóticos para hacer al “Passenger” desaparecer y atraerlo en el momento crucial.
El inesperado salvador de esta pieza fue Cody, el hijastro de Dexter, quien fue capturado con el culto para ser sacrificado pero se las arregló para apuñalar al líder del culto y así desestabilizar al grupo. (Asumo que esto fue lo que pasó después, ya que el libro es económico en detalles en este punto). A pesar del rescate, el “Dark Passenger” se tomó su tiempo en regresar y solamente volvió a Dexter cuando este ya se estaba resignando a una vida de sofocante normalidad en su matrimonio.
Considero que este es un buen libro, que está a nivel de la saga, si bien desesperante por la búsqueda espiritual del protagonista y un tanto forzado por la “ceremonia de sacrificio del culto”. Pero debo reconocer que es al final muy satisfactorio y plantea interesantes interrogantes para el resto de la saga.
Este libro continúa en el universo paralelo de los libros de Dexter, los cuales son completamente diferentes a la realidad de la serie, evitando que sean complementarios los unos a los otros. El libro inicia con los preparativos del “Dark Passenger” para asesinar a un “niño rico”, lo cual es ejecutado, pero al día siguiente Dexter es arrastrado contra su voluntad a una escena del crimen que hace que su “Pasajero Oscuro” desaparezca de su mente.
Durante el resto del libro el protagonista se dedica a lamentarse por la pérdida de su compañero de juegos oscuro o su instinto primitivo, mientras se deja arrastrar por la normalidad de la vida diaria y las personas que lo rodean. Lo creepy de este libro son la justificación de las sospechas de Dexter sobre la oscuridad de sus futuros hijastros y las lecciones que comienza a darles sobre el Código de Harry.
También el libro explora otra perspectiva diferente al monologo acostumbrado, con una figura conocida como El Observador, quien persigue a Dex obsesivamente (Algo así como Doakes en el libro anterior, pero menos descarado) y generalmente le pone el final TAN-TAN-TAN a cada capítulo. Finalmente resulta que una secta que ofrece culto a Moloch (El Dios-Villano de moda) descubrió a Dexter por la desaparición del “niño rico” y hasta ellos lo consideran una “abominación” que debe desaparecer. Se aprovecharon de la conexión que existía entre ellos y Dexter mediante unos tambores hipnóticos para hacer al “Passenger” desaparecer y atraerlo en el momento crucial.
El inesperado salvador de esta pieza fue Cody, el hijastro de Dexter, quien fue capturado con el culto para ser sacrificado pero se las arregló para apuñalar al líder del culto y así desestabilizar al grupo. (Asumo que esto fue lo que pasó después, ya que el libro es económico en detalles en este punto). A pesar del rescate, el “Dark Passenger” se tomó su tiempo en regresar y solamente volvió a Dexter cuando este ya se estaba resignando a una vida de sofocante normalidad en su matrimonio.
Considero que este es un buen libro, que está a nivel de la saga, si bien desesperante por la búsqueda espiritual del protagonista y un tanto forzado por la “ceremonia de sacrificio del culto”. Pero debo reconocer que es al final muy satisfactorio y plantea interesantes interrogantes para el resto de la saga.
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