Después de haber pasado toda la noche de ayer en una maratón de Horrible Histories, las cuales descubrí ayer por un artículo de The Guardian, debo reconocer que la mejor forma de aprender historia es con la risa. Creo que además de la literatura, no hay otra materia que se preste más para la parodia de las historias y personajes, con el objetivo de hacerlos más accesibles al público.
Otras series de este genero como Blackadder e Hysteria! Muestran que la forma para motivar a las persona a prender la historia es a través de chistes que sirvan para ilustrar la idea principal. Lo malo de esto es que puedan terminar como un conjunto de comentarios de doble sentido como Blackadder, una lección superficial de relleno como Hysteria! O una colección de hechos desagradables, se refugia en clichés conocidos y referencias escatológicas como Horrible Histories.
Considero que la mejor forma de aprender la historia es cuando esta es apasionante y cuando despierta la curiosidad, y esto se puede conseguir mediante propuestas bien logradas que desafíen a la audiencia y que no busquen “atontar” a la historia. Habrá quienes exijan seriedad y respeto al momento de tratar una materia tan vital y sagrada como la historia, pero en este mundo de atención a corto plazo, es necesario encontrar contenidos que nos hagan tanto reír como pensar.
Considero que la mejor forma de aprender la historia es cuando esta es apasionante y cuando despierta la curiosidad, y esto se puede conseguir mediante propuestas bien logradas que desafíen a la audiencia y que no busquen “atontar” a la historia. Habrá quienes exijan seriedad y respeto al momento de tratar una materia tan vital y sagrada como la historia, pero en este mundo de atención a corto plazo, es necesario encontrar contenidos que nos hagan tanto reír como pensar.
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