Esta reina celta se reveló contra los romanos porque a la muerte de su esposo no respetaron su estatus real al quitándole todas sus posesiones y violando a sus hijas. Fue esta la principal motivación de la reina guerrera para juntar a las dispersas tribus celtas y conjuntamente atacar a los primeros asentamientos romanos en las islas británicas: Colchester, Londinium y St. Albans.
Después del shock inicial, los romanos comandados por el gobernador Suetonio lograron reagrupar a las tropas y vencieron a los insurrectos en la batalla de Waitling St. Este hecho histórico se halla asombrosamente documentado puesto que el gobernador romano era pariente del famoso historiador de la antigüedad Tácito, quien se encargó de exagerar los detalles del hecho para enfatizar la victoria romana.
Ante la derrota Boudica, quien conocía que el destino de los jefes vencidos era ser humillados en el desfile de la victoria en Roma, prefirió suicidarse con sus hijas. A pesar del resultado desastroso, la reina guerrera ha permanecido a lo largo de los siglos como el símbolo del estilo británico de lucha. A partir del renacimiento se estableció como una referencia cultural, si bien un tanto desnaturalizada de su contexto como combatiente de los imperios a símbolo del Imperio Británico. Pero a pesar de todo, desde la época victoriana en adelante, Boudica se constituyó como el epítome de la mujer guerrera valiente que defiende e inspira al mismo tiempo.
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