Siempre me he sentido un tanto ambivalente hacia Jane Austen. Por un lado me provoca admiración por su valor histórico y calidad literaria, que a su vez han motivado un extenso estudio académico sin precedentes para una autora femenina, así como su gran impacto en la cultura popular. Pero por otro lado me produce rechazo es la idealización romántica a la cual es sujeta y la tendencia a frivolizar los grandes temas que tratan sus novelas.
En su defensa debo decir que su obra representa un acto de rebeldía femenina, ya que todas de sus protagonistas se oponen a un matrimonio materialmente ventajoso pero privado de amor. A pesar del rechazo de sus prejuiciados familiares, ellas prefieren vencer las dificultades o sufrir en silencio hasta encontrar al verdadero “amor” en sus propios términos.Además que sus heroínas parecen representar las virtudes“femeninas” como: sensatez, prudencia, paciencia, lealtad, etc.
Lo que considero perjudicial es que muchas mujeres deciden alejarse de estos valiosos argumentos y concentrarse en los idealizados personajes masculinos, con diferentes. Lo que nos encanta son los modales caballerosos y los actos altruistas, y en el fondo quisiéramos encontrar uno como ellos, si bien esta tarea resulta más difícil hoy en día, o solamente son apariencias. Austen no se hace ilusiones y también presenta a los chicos malos y las chicas fáciles, en un tono que los hace repulsivos pero encantadores.
Tal vea esa es la cuestión con Austen, es como un cuadro de tema interesante, pero en un hermoso marco al cual la gente prefiere admirar a entender el significado del mismo. Así que puedo deducir que mi problema no es con la autora, sino con la gente que se la tomo a la ligera, como sucede con muchas cosas de la vida.